Hace 25 años comenzó la historia del El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o North American Free Trade Agreement (NAFTA). El 17 de diciembre de 1992 el presidente de Estados Unidos; George Busch; el primer ministro de Canadá; Brian Mulroney y el presidente de México Carlos Salinas de Gortari; firmaron lo que sería el acuerdo comercial más importante del continente americano.

Dicho tratado entró en vigor en 1994; previo a las negociaciones llevadas a cabo por los representantes comerciales de cada país: el jefe del Departamento de Comercio de Estados Unidos; Robert A. Mosbacher; el Ministro de Industria Ciencia y Tecnología y Comercio Internacional de Canadá; Michael Wilson; y el Secretario de Comercio y Fomento Industrial de México Jaime Serra,

Se le conoce como “Libre Comercio” porque los tres países definen cómo y cuándo se pueden eliminar las barreras, cuotas, licencias, permisos, tarifas y aranceles para darle el libre paso a los productos y servicios entre las tres fronteras. Asimismo actúa como un acuerdo para dar solución a las diferencias que suelen surgir en las relaciones comerciales.

El Tratado consta de un preámbulo y 22 capítulos agrupados en 8 partes; sus principales objetivos son eliminar barreras al comercio; promover las mejores condiciones para una competencia justa; así como incrementar las oportunidades de inversión, entre otros.

Nuevas negociaciones

Con la llegada de la nueva administración de Donald Trump; el gobierno de Estados Unidos comenzó una serie de negociaciones con el de nuestro país y Canadá, debido a que no está satisfecho con los acuerdos antes pactados.

La primera ronda de negociaciones; llevada a cabo en Washington D.C.; el estadounidense John Melle; el canadiense Steve Verheul y el mexicano Kenneth Smith Ramos; no llegaron a ningún acuerdo concluyente y los temas tratados fueron soluciones comerciales para antidumping y subsidios; transparencia y anticorrupción; protección de la propiedad intelectual; servicios financieros e inversión.

Después se llevó a cabo la segunda ronda de negociaciones; en la cual, los salarios, el acceso a mercados, la inversión, reglas de origen, facilitación comercial, medio ambiente, comercio digital, transparencia y anticorrupción; fueron algunos de los temas que se trataron.

Posteriormente; tras cinco días de trabajo, en la tercera ronda, los ministros de cada delegación: Ildefonso Guajardo, Chrystia Freeland y Robert Lighthizer; discutieron diversos temas, siendo el más destacado el papel de las Pymes; aunque se dejó de lado temas importantes como los niveles salariales.

Futuro panorama comercial

Esta semana se está llevando a cabo la cuarta ronda de negociaciones del Tratado de Libre Comercio; la más complicada y turbia, según los especialistas; debido a la fuerte postura de la administración estadounidense para cambiar de opinión respecto a los diversos términos que piensa imponer al tratado o en su defecto abandonarlo.

Algunos especialistas coinciden en que el 80% de los productos mexicanos que comercian con Estados Unidos no lo hacen bajo el Tratado de Libre Comercio; sino bajo las reglas de la Organización Mundial de Comercio, por lo que si EUA decide dejar el acuerdo, sólo el 20% de los productos se verían afectados.

Asimismo, el director del Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología (COMCE);ha afirmado que si se da por terminada la relación con Estados Unidos el efecto arancelario sería más alto para EUA que para México. Además, nuestro país pagaría tasas de 4.8% en promedio para el envío de productos agropecuarios a Estados Unidos, y para los no agroalimentarios pagaría una tasa de 3.3%.

Sin embargo; otro grupo de expertos coinciden en que si se acaba el Tratado de Libre Comercio; México perdería lo que algunos llaman “la marca NAFTA”; es decir, la buena imagen comercial que tiene nuestro país ante otras potencias debido al respaldo que significa ser socio de la potencia económica más importante del planeta.  Al mismo tiempo si se cancela este histórico acuerdo; el precio del dólar aumentaría, llegando a costar hasta 25 unidades; la inflación no disminuiría y el PIB caería 2 puntos.

Sea cual sea el panorama, el gobierno de nuestro país debe estar preparado para afrontar cualquier tipo de cambio económico que se presente para continuar con el buen papel comercial que tiene actualmente.